miércoles, 2 de diciembre de 2009








¿Qué es un tatuaje?
El tatuaje es la realización de un dibujo sobre la piel. De manera más específica, el tatuaje se realiza sobre la dermis a través de agujas y tinta indisoluble. La dermis es la segunda capa de la piel viniendo después de la epidermis. Como la dermis no presenta la renovación celular de la epidermis, el dibujo permanece ahí para siempre, aunque va sufriendo una progresiva decoloración.

Los tatuajes se realizan actualmente a través de agujas descartables y pigmentos de distintos colores. Este proceso suele ser calificado de doloroso aunque, si bien no es imperceptible, no conlleva un dolor insoportable ni mucho menos. Según la región del cuerpo que se tatúe, el dolor será mayor o menor siendo en las costillas el sitio más doloroso de todos.

Historia del tatuaje
En el año 1991 se encontró una momia neolítica dentro de un glaciar: la momia tenía toda la espalda tatuada. A partir de este descubrimiento se puede decir que el tatuaje es tan antiguo como el hombre mismo. Sin embargo, no todas las culturas que utilizaron el tatuaje lo han hecho con el mismo fin.
La Polinesia es la región del mundo es que la posee la tradición tatuadora más prolongada. Las diferentes tribus de la Polinesia utilizaban el tatuaje como ornamentación corporal sin que por ello éstos pierdan su fuerte sentido comunal. Más allá de su sentido estético, el tatuaje confería jerarquía y propiciaba el respeto comunal a quien los llevaba en su piel: cuanto más tatuado estaba alguien, más respeto se le debía.
En Egipto, en su mayoría, eran las mujeres las que se tatuaban. Se le confería al tatuaje funciones protectoras y mágicas.
En América del norte, los indígenas utilizaban los tatuajes como parte del ritual de paso. Cuando una persona pasaba de la pubertad a la adultez se la tatuaba con el fin de proteger su alma. En América central, las tribus utilizaban los tatuajes a modo de conmemoración de los caídos en batalla y como forma de adoración de los dioses.
Aproximadamente en el siglo X a.C. el tatuaje llegó al Japón. A partir de su inserción en la cultura nipona el tatuaje fue siendo utilizado por sectores cada vez más poderos hasta llegar a ser utilizado por un Emperador en el siglo V como ornamento corporal. Señalamos su utilización estética porque en Japón existía la costumbre de destinar el tatuaje para marcar a los delincuentes. En el año 1842 el emperador Matsuhito decidió prohibir la práctica del tatuaje. Esto sucedió porque el país estaba interesado a abrirse al mercado mundial y no quería dar una imagen barbárica ante el mundo.
Las expediciones del capitán James Cook a las islas de la Polinesia fueron el punto de partida del tatuaje hacia Occidente. En estas expediciones los marineros tuvieron contacto con los indígenas maoríes y con otras tribus que les “enseñaron” el arte de tatuar. A su retorno, los marineros abrieron sus propios estudios de tatuaje y popularizaron esta disciplina entre los sectores populares.


Estilos de tatuajes
A grandes rasgos hay cinco estilos de tatuaje: americano, tradicional, japonés, tribal y personal. Los artistas recomiendan no mezclar en una misma porción del cuerpo tatuajes de diferentes estilos. Hay determinados estilos que tienen tradicionalmente un lugar de aplicación como, por ejemplo, el estilo japonés, que suele utilizarse en la espalda completa y extenderse por los brazos sin pasar los codos o el estilo tribal que se suele constituir de figuras simétricas y ubicarse de igual manera en el cuerpo como sucede en la parte baja de la espada repartiendo la misma cantidad de dibujo a uno y otro lado de la columna vertebral.
Estilo americano: consta de diseños con la estética de los Estados Unidos de la década del ´50. Pin-ups, Cadillacs, dados, fuego, corazones y electrodomésticos de la época. Este tipo de tatuaje suele componerse de dibujos no más grandes que la palma de la mano y para extender la zona tatuada se van combinando unos dibujos con otros.
Estilo tradicional: los ángeles, los conceptos marineros, etc. Es un estilo poco trabajado y rústico. Ciertamente, es un estilo en decadencia. Este tipo de tatuaje es el que se utilizaba cuando las personas comenzaron a tatuarse en Occidente.
Estilo Japonés: Es un estilo muy cuidado y con muchos detalles. Los principales conceptos del tatuaje japonés son, por supuesto, los dragones y también las serpientes, los letras, los barriletes, las grandes y pequeñas flores, el agua, el fuego, el humo, las piedras y las vasijas. El estilo japonés permite realizar tatuajes enormes al punto en que uno solo de ellos puede cubrir toda la espalda y parte de los brazos
Estilo Tribal: es un estilo que remite al utilizado por los indígenas de la Polinesia y del continente americano aunque no de una manera muy fiel. Los diseños que componen este estilo suelen ser líneas ribeteadas que en su totalidad son simétricas; es decir, el tatuaje tiene un efecto de espejo porque cada uno de sus lados es idéntico al otro.
Estilo personal: siendo rigurosos, éste no es un estilo sino que es todo aquello que no pertenezca a algún estilo. Estos tatuajes consisten en fotos, nombres, o dibujos traídos por el cliente (muchas veces diseñados por él mismo).

Consejos para tatuarse
Ubicación: el lugar del cuerpo donde se haga el tatuaje debe ser elegido estratégicamente.
Los tatuajes no pueden hacerse sobre cicatrices recientes.
El dolor que produce el tatuarse no es gran cosa, pero quizá sí lo sea si uno se tatúa las costillas. Esta región del cuerpo es considerada la más sensible al dolor que produce la máquina de tatuar.
También hay que pensar en lo visibilidad que queremos que tenga nuestro tatuaje.
Precauciones: una de las cosas a tener en cuenta para mantener la seguridad al tatuarse es tener al día todas las vacunas, especialmente las de la hepatitis y el tétanos. Otra cosa a la que debemos prestar atención son los queloides.
Higiene: se debe estar muy atento a las condiciones higiénicas del estudio de tatuaje al que se piensa asistir. Éste debe estar autorizado por el organismo de control correspondiente.

¿Cómo se hace un tatuaje?
Pequeña crónica
Todo el asunto comienza cuando el cliente llega al estudio y espera su turno. Eventualmente, podrá quedarse eligiendo qué es lo que se quiere tatuar, si es que aún no lo tenía definido. Habiendo terminado la espera, el artista llama al cliente para que se siente en el sillón o camilla para tatuar. Es muy probable que éste se encuentre en un lugar del estudio que no permita ser visto desde fuera, aunque hay muchos estudios que tatúan justo al lado de sus vidrieras. Depende del artista si permite o no el acceso de acompañantes del cliente. Luego de que el cliente le indique qué es lo que desea, el artista procede a afeitar la zona del cuerpo a tatuar. Este procedimiento debe hacerse con un rastrillo nuevo y desecharlo al finalizar la afeitada. Algunos tatuadores dibujan con marcadores un boceto del tatuaje con el fin de previsualizarlo o de utilizarlo como guía. Afeitada la zona a tatuar, se procede a su desinfección; generalmente con un trozo de algodón embebido en alcohol. A continuación el artista comienza a prepararse para comenzar el tatuaje: abre un paquete de agujas descartables y las coloca en la máquina de tatuar (la máquina, por supuesto, no es descartable) se coloca guantes de látex nuevos y limpios (quizá sólo en la mano con la que dibuje) y cabe la posibilidad que también se coloque una mascarilla. Luego regula la máquina para que ésta tenga la velocidad y potencia adecuadas y cubre la zona a tatuar con un poco de vaselina para deslizar mejor sobre ella. Seguramente, el artista explique todo el procedimiento y muestre cómo abre cada paquete para mayor tranquilidad del cliente.
Luego de los preparativos, comienza a tatuaje. Lo primero que se dibuja es el contorno, las líneas que le dan la forma. Si durante el proceso de tatuado al cliente le sale sangre (algo que es muy probable), el artista la quita con un elemento descartable como puede ser un trozo de papel de cocina o con un paño. Finalizado el contorno, el tatuador retira las agujas de la máquina y coloca nuevas agujas descartables un poco más gruesas que utiliza para el pintado. El proceso de pintado del tatuaje consiste en pasar la máquina una y otra veces por la misma zona hasta que se alcance el color deseado. Cuando se termina de pintar el tatuaje, éste se desinfecta, se recubre con vaselina y se envuelve con papel film para protegerlo.
Puede ocurrir que en algún momento al tatuado le baje la presión y se sienta un poco mareado o con nauseas. Esto es muy común al hacerse el primer tatuaje. Si esto ocurre, no hace falta más que tomarse unos minutos, beber algún refresco y continuar cuando se esté preparado.

Precauciones al hacerse un tatuaje
La primera cosa a tener en cuenta es asegurarse de tener completo el calendario de vacunación. Como el tatuaje puede transmitir enfermedades como la hepatitis y el tétanos, es conveniente estar prevenido contra ellas.
Las precauciones higiénicas del estudio de tatuaje pasan por mantener el lugar limpio y pasar la verificación oficial del organismo de salud pública al que corresponda. Contar con materiales desechables que son presentados a continuación:
Agujas: todas las que se utilicen para tatuar y no reutilizar una aguja que ya ha sido usada.
Guantes: los guantes de látex son descartables, no deben usarse en más de una persona y una vez que el artista se lo haya quitado deben ser desechados sin importar si se los quitó sólo por un momento.
Tintas: las tintas también son descartables, no pueden usarse en más de un cliente. Lo mismo ocurre con los recipientes para colocar la tinta.
Elementos de limpieza: aquellas cosas que el artista utiliza para desinfectar, afeitar o limpiar la zona de tatuado sólo pueden ser utilizadas para una persona.
Todo el equipo de tatuaje debe estar correctamente esterilizado. No se permite fumar mientras se está tatuando y no es recomendable tatuarse con una persona que está bajo el efecto de alguna droga o alcohol.

Cuidados del tatuaje
Hay que cuidar del tatuaje para evitar que se estropee. Al terminar de tatuarse, usted recibirá una serie de indicaciones por parte del artista que será conveniente que cumpla al pie de la letra si no quiere arruinar el trabajo recién hecho. A continuación, una lista de los cuidados mínimos de un tatuaje recién terminado.
Proteger el tatuaje por un mínimo de 24 horas con una venda y papel film. En caso de utilizar una venda, procurar que no sea de un material que se deshaga y quede pegoteado en la herida.
Al retirar la protección, lavar el tatuaje. No se debe tocar el tatuaje, ni colocarse sobre él ropa ajustada y bajo ningún motivo arrancarse las costras o rascarse. Como el tatuaje produce mucha picazón, aliviarla con hielo o soplando la zona pero nunca frotarla, rascarla y preferiblemente no mojarla por un tiempo. Si usted se arranca las irresistibles costritas que se le forman al tatuaje, con ellas saldrá la tinta y quedará un huequito en el diseño.
Lavar el tatuaje tres o cuatro veces por día con jabón neutro de glicerina o con jabón bactericida. Los jabones perfumados y el alcohol deben evitarse porque secan demasiado el tatuaje y la piel se resiente.
Aplicar la crema antibiótica que indique el artista dos o tres veces por día. La función de esta crema es, justamente, ser antibiótica y evitar infecciones: no puede ser reemplazada por cremas humectantes o vaselina. De cualquier manera, la crema antibiótica también humecta la piel y produce un gran alivio. Se debe ser cuidadoso en su aplicación para evitar arrancar costritas.
En caso se presentarse irritación o hinchazón, ésta puede ser controlada con la aplicación de hielo. Preferiblemente, utilizar el hielo directamente para evitar que el paño en el que se podría pensar en envolverlo lastime al tatuaje por su rugosidad o no esté lo suficientemente limpio como para ser colocado sobre una herida.
Por unos meses después de terminado el tatuaje (y, por supuesto, esto vale para cuando aún está en proceso) hay que evitar las piscinas, los baños calientes, los jacuzzis, las hidromasajes, el mar y el sol. Hasta que no esté completamente curado, el tatuaje no puede exponerse a ninguna de estas cosas. Sin embargo, esto no quiere decir que una vez curado el tatuaje, estas cosas no le hagan daño. En la medida de lo posible hay que evitarlas para mantener el tatuaje en buenas condiciones. Lo que es conveniente para los infractores a estos cuidados es, por ejemplo, colocarse un protector solar con un factor muy alto como para proteger el tatuaje cuando se está al aire libre.


¿Se puede remover un tatuaje?
Si usted está muy pendiente de esto, la mejor respuesta sería “no se haga un tatuaje”. Sin embargo la respuesta es “sí, el tatuaje puede ser removido”.
Ya pasado el tiempo en que los tatuajes sólo podían ser removidos mediante un procedimiento quirúrgico, ahora los tatuajes pueden ser quitados con láser. El principal problema con el láser es que puede no llegar a remover completamente el tatuaje o que puede dejar cicatriz, pero también tiene complicaciones que resultan en una hiperpigmentación o hipopigmentación, oscurecimiento o aclaración de la zona tratada respectivamente. Si bien es cierto que algunos estudios de tatuaje ofrecen este servicio, lo mejor será consultar con un dermatólogo especializado en remoción de tatuajes para llevar adelante este procedimiento. La remoción de tatuajes con láser consiste en la aplicación de este haz de luz sobre la zona tatuada arreglando el tipo de láser al tipo de tinta del dibujo y a su color. Generalmente, este proceso lleva varias sesiones y necesita de cuidados similares a los que se deben tener al tatuarse. Según el caso, puede utilizarse anestesia local para el tratamiento aunque esto depende mayormente del médico ya que el dolor que se experimenta no es tanto, es similar al dolor que se experimenta al tatuarse.
El láser funciona disolviendo los pigmentos de la tinta que luego son eliminados por nuestro sistema inmune. Sin embargo, puede suceder que determinados colores, zonas o pigmentos del tatuaje no puedan ser removidos por el láser, o por lo menos, no en su totalidad.

También existen otras formas de remover un tatuaje:
La abrasión con sal. Este método consiste en frotar con sal la zona tatuada e ir destruyendo las capas de piel pintada. Este procedimiento es doloroso y deja horribles cicatrices.
El estiramiento de la piel y el corte de la piel. El primero consiste en colocar una burbuja por debajo de la piel y al estar ésta lo suficientemente estirada por el paso del tiempo, cortar el excedente (que coincide con la parte tatuada) y unir nuevamente lo que ha quedado.
El ocultamiento o “cover-up”. Esta técnica no consiste en quitar el tatuaje de la piel sino en colocarle otro encima para ocultarlo. Esto se hace con mayor efectividad cuanto más pequeño sea el tatuaje y cuanto menos fuerte sea el color de la tinta que utiliza.








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